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sábado, 1 de mayo de 2021

 

BIOPSIA INTRAQUÍSTICA CON MICROPINZA DE NEOPLASIA MUCINOSA PAPILAR INTRADUCTAL EN CABEZA DE PÁNCREAS (CON VIDEO)

Dr. Bruno Li Salvatierra

En esta oportunidad presentamos el caso de un paciente varón de 65 años que por un cuadro de dolor abdominal agudo fue evaluado en otro centro, en donde los estudios más relevantes mostraron elevación patrón laboratorial colestasico, por lo cual se le realizó colangio-RMN encontrándose lesión quística en cabeza de páncreas.

Al ser evaluado por nosotros el paciente se encontraba asintomático, se actualizaron estudios de laboratorio: Hb 13.9 g/dl, bilirrubina total 0.31, bilirrubina directa 0.25 mg/dl, fosfatasa alcalina 536 U/L, TGP 567 U/L, TGO 317 U/L, CA 19.9 11 U/ml. Revisando las imágenes realizadas (figura 1), identificamos imagen quística de 3 cms. en cabeza de páncreas, la cual se comunicaba con el conducto pancreático principal el cual se encontraba dilatado hasta 6 mm, además dentro de la lesión quística se visualizó una imagen sugerente de nódulo mural pero al no mostrar realce esto no era concluyente, todos estos hallazgos compatibles con IPMN mixto con características preocupantes, sin embargo este paciente no presentaba claros estigmas de alto riesgo como para ser considerado candidato quirúrgico directo. Cabe mencionar, que no desestimamos que el paciente presentaba un perfil hepático colestasico y vía biliar ectásica en colangio-RMN, no obstante el paciente no presentaba ictericia obstructiva. Es por este motivo que se optó por la realización de ecoendoscopia, y con ello definir conducta terapéutica.

 
Figura 1. Colangio RMN compatible con IPMN mixto multifocal, 
con lesión mayor (3 cms) a nivel de cabeza de páncreas.

En la ecoendoscopia (Figura 2 y 3) se identificó en cabeza de páncreas lesión anecogénica (quística) de 37 mm, la cual se comunicaba claramente con el conducto pancreático principal el cual se encontraba dilatado hasta 9 mm (en su segmento más cercano a la lesión). Dentro de esta lesión quística se identificó imagen hiperecogénica (respecto a tejidos blandos adyacentes) dependiente de su pared, de 12 x 13 mm, de bordes más o menos regulares, doppler (+), todas estas características muy sugerentes de nódulo mural más que bola de mucina, sin embargo llamo la atención durante barrido ultrasonográfico que este aparente nódulo mostraba algo de sombra acústica posterior, esto nos obligaba a utilizar algún método adicional para confirmar que se trataba de un verdadero nódulo mural.

   Figura 2. Ecoendoscopia: Lesión anecogénica en cabeza de páncreas.

Figura 3. Ecoendoscopia: Nódulo mural y comunicación con conducto pancreático principal dilatado (9 mm)

Se decidió realizar punción aspiración con aguja fina tipo FNA de 19 g y biopsia con micropinza (figura 4)  de nódulo mural y pared adyacente (5 y 6, video 1). Se obtuvieron muestras tisulares pequeñas
y fluido para estudio de CEA: 17 ng/ml y glucosa: 47 mg/dl (compatible con lesión mucinosa).

Figura 4. Micropinza Moray

 

Figura 5. Biopsia de nódulo mural con micropinza a través de aguja FNA de 19 G,
se visualiza micropinza abierta frente a nódulo mural.

Figura 6. Biopsia de nódulo mural con micropinza a través de aguja FNA de 19 G,
se visualiza micropinza cerrada ejerciendo tracción sobre nódulo mural.

Video 1. Biopsia de nódulo mural en IPMN con micropinza.

En la histología se encontraron hallazgos compatibles con neoplasia mucinosa papilar intraductal tipo intestinal tipo intestinal (figura 7), lo cual confirmó que se trataba de un nódulo mural dentro una IPMN. Con los hallazgos anteriormente descritos se decidió referir a paciente a cirugía.

Figura 7. Hallazgos histológicos compatibles con IPMN tipo intestinal.

Las neoplasias mucinosas papilares intraductales (IPMN) son neoplasias epiteliales que crecen dentro del sistema de conductos del páncreas [1,2]. Las células neoplásicas suelen formar papilas y, a veces, producen grandes cantidades de mucina. Esta mucina y/o tejido tumoral papilar pueden distender localmente el sistema de conductos, produciendo así una lesión "quística".

Desde el punto de vista anatómico las IPMN se clasifican en 3 tipos, cada cual con un riesgo de malignidad ampliamente estudiado y conocido [3]:

        IPMN de ducto principal: Que corresponde a una dilatación segmentaria o difusa del CPP > 5 mm, sin otras causas de obstrucción, con un riesgo de malignidad del 62.2%.

        IPMN de rama lateral: Que corresponde a un quiste pancreático > 5 mm que se comunica con el conducto pancreático principal, con un riesgo de malignidad del 24.4%.

        IPMN mixto: Que cumple con criterios de los dos anteriores, con un riesgo de malignidad del  57.6%

Por lo tanto, las IPMN son lesiones precursoras y, si se dejan sin tratamiento, una proporción de ellas progresaran a un adenocarcinoma invasivo. Así como los adenomas del colon pueden ser tratados antes de que se desarrolle un cáncer invasivo, las IPMN también podrían ser tratadas antes de que progresen a un cáncer pancreático invasivo [4]. El desafío es que, debido a la morbilidad asociada con la cirugía pancreática (la cual es mucho menor en cirujanos expertos en páncreas), no todas las IPMN deberían operarse [5]. Por ello se debe sopesar cuidadosamente los riesgos de la cirugía con los beneficios potenciales de la misma en cada paciente.

Para ello el consenso en el consenso de Fukuoka [3], se establecieron los siguientes criterios:

- Estigmas de alto riesgo:

o   En IPMN ducto principal o mixto: conducto pancreático principal > 10 mm o presencia de ictericia obstructiva.

o   En IPMN de rama lateral: Componente sólido con realce en imágenes.

- Características preocupantes:

o   En IPMN ducto principal o mixto: conducto pancreático principal entre 5 y 9 mm.

o   En IPMN de rama lateral: lesión ≥ 3 cms, nódulo mural (sin realce), engrosamiento/realce paredes.

En pacientes con Estigmas de Alto Riesgo está indicada la cirugía si el paciente es un buen candidato quirúrgico, en pacientes con Características Preocupantes está indicada la realización de ecoendoscopia para valorar la presencia cambios más sutiles no visualizados en RMN (presencia de masa sólida, confirmación/identificación de nódulo mural, engrosamiento de paredes o septos, compromiso del conducto pancreático principal) y con ello definir quienes deberían ir a cirugía.

Antes de la realización de la ecoendoscopia, nuestro paciente no mostraba estigmas de alto riesgo evidentes, sin embargo, presentaba características preocupantes (lesión de 3 cms, conducto pancreático principal de 6 mm, sin evidencia clara de presencia de nódulo mural con realce), es por este motivo que se decidió la realización de ecoendoscopia (USE).

En la USE desde el punto de vista morfológico se encontraron varios hallazgos que llamaron la atención, el primero de ellos la presencia de una imagen compatible con nódulo mural.

La identificación de un nódulo mural tiene una precisión diagnóstica de hasta el 83% para detectar quistes mucinosos con alto riesgo de malignidad [6]. Sin embargo, es conocido que la mayoría de lesiones ecogénicas dentro de quistes mucinosos son bolas de mucina, lo cual puede limitar la precisión diagnóstica de este estudio.

Por ello, existen múltiples reportes en donde se describen las diferencias ultrasonográficas entre un nódulo mural y una bola de mucina [7]:

- Nódulo mural: isoecogénico o hiperecogénico en comparación a tejidos blandos adyacentes, no tienen bordes lisos y no tiene un halo hiperecogénico periférico.

- Bola de mucina: hipoecogénica en comparación con el tejido blando adyacente, de bordes lisos, tiene un halo hiperecogénico periférico. 

A pesar de ello, esta reportado [7] que considerando estas características la precisión diagnóstica no supera el 79 %, con moderada concordancia interobservador (coeficiente Kappa 0.44).

Cuando se realiza punción aspiración con aguja fina, se ha evidenciado que solo identificándose citología de alto riesgo (displasia de alto grado, carcinoma invasivo) se alcanza una especificidad del 100% y sensibilidad del 50% para detectar lesiones mucinosas de alto riesgo, hallazgos citológicos distintos a estos tienen un rendimiento diagnóstico muy limitado [6].

Por lo cual, en la actualidad en el mundo se cuenta con tecnología como CE-EUS (ecoendoscopia realzada con contraste) o la micropinza (through the needle) Moray, las cuales nos permiten diferenciar con mayor certeza si se trata de un verdadero nódulo mural.

La CE- EUS ha demostrado mejorar la precisión diagnóstica (hasta 98%) para diagnosticar nódulos murales [8], teniendo la ventaja de ser menos invasiva pues no se requiere la realización de punción con aguja, y aunque contamos con el software para realizar esta técnica, en nuestro país aún no contamos con el medio de contraste (Sonovue) necesario para realizar la misma.

Por otro lado, la micropinza (through the needle) Moray es una adición reciente en nuestro medio al arsenal de ecoendoscopia diagnóstica. Esta micropinza es de un solo uso, mide 230 cm de largo, con un diámetro exterior <1 mm, por lo cual puede pasar a través de la luz de una aguja de EUS-FNA de calibre 19 g. Esto permite el muestreo histológico de lesiones quísticas pancreáticas mediante la obtención de biopsias de la pared y/o nódulos murales dentro del quiste, que pueden mejorar la precisión del diagnóstico [9].

Un estudio reciente [10] demostró que, en la capacidad para diagnosticar quistes con alto riesgo de malignidad, el rendimiento fue: micropinza (71.5%) versus citología (54.7%). Además, la concordancia entre la patología quirúrgica y la micropinza fue del 85 %, comparado con la citología que fue del 15%. En este estudio el rendimiento de adquisición tisular de la micropinza fue del 90%.

En nuestro paciente al encontrarse en la USE la presencia de un aparente nódulo mural, decidimos la realización de microbiopsias del mismo y de su pared adyacente en búsqueda de confirmación histológica de IPMN y displasia.

Se obtuvieron con éxito muestras tisulares, las cuales al estudio histopatológico resultaron ser compatibles con IPMN tipo intestinal, que por definición es displasia de grado intermedio y se asocia principalmente a IPMN de ducto principal (73% de los casos) [11], el cual se correlaciona con mayor frecuencia de malignidad, motivo por el cual paciente fue derivado a cirugía de páncreas.

Video adjunto:  https://youtu.be/s0XLlcWE4os

Nuestro agradecimiento al Dr. Franco Doimi García por su contribución en el estudio histopatológico de este caso.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

1. Bosman F, Carneiro F, Hruban RH, Theise N (eds). WHO classifi cation of tumours of the digestive system. 4th ed. Lyon: IARC; 2010.

2. Hruban RH, Takaori K, Klimstra DS, et al. An illustrated consensus on the classifi cation of pancreatic intraepithelial neoplasia and intraductal papillary mucinous neoplasms. Am J Surg Pathol. 2004;28(8):977–87.

3. Tanaka M, Fernandez-Del Castillo C, Adsay V, et al. International consensus guidelines 2012 for the management of IPMN and MCN of the pancreas. Pancreatology. 2012;12(3):183–97.

4. Lennon AM, Wolfgang CL, Canto MI, et al. The early detection of pancreatic cancer: what will it take to diagnose and treat curable pancreatic neoplasia? Cancer Res. 2014;74(13):3381–

5. Hruban RH, Schulick RD. Is surgery required for patients with intraductal papillary mucinous neoplasms without mural nodules? Nat Clin Pract Gastroenterol Hepatol. 2008;5(11):598–9.

6. Scourtas A, Dudley J, Brugge W et al. Preoperative Characteristics and Cytological Features of 136 Histologically Confirmed Pancreatic Mucinous Cystic Neoplasms. Cancer Cytopathology. 2017; 125 (3): 169-177

7. Zhong N, Zhang L, Takahashi N et al. Histologic and imaging features of mural nodules in mucinous pancreatic cysts. Clinical gastroenterology and Hepatology 2012; 10:192–198

8. Harima H, Kaino S, Shinoda S et al. Differential diagnosis of benign and malignant branch duct intraductal papillary mucinous neoplasm using contrast enhanced endoscopic ultrasonography. World J Gastroenterol 2015 May 28; 21(20): 6252-6260

9. Mittal C, Obuch J, Hammad H et al. Technical feasibility, diagnostic yield, and safety of microforceps biopsies during EUS evaluation of pancreatic cystic lesions. Gastrointest Endosc 2018; 87: 1263–1269

10. Basar O, Yuksel O, Yang DJ et al. Feasibility and safety of microforceps biopsy in the diagnosis of pancreatic cysts. Gastrointest Endosc 2018; 88: 79–86

11. Del Chiaro, Marco, Haas, Stephan L, Schulick, Richard D. Cystic Tumors of the Pancreas: Diagnosis and Treatment. 2016

 

 

domingo, 28 de marzo de 2021

CÁNCER TEMPRANO DE COLON: DISECCIÓN SUBMUCOSA ENDOSCÓPICA

Varón de 58 años, sin antecedentes de importancia, a quien por dolor abdominal y alteración del ritmo evacuatorio se le realiza colonoscopía detectando en sigmoides medio lesión 0-Is + IIa, tipo LST-NG de 60 x 40mm, con patrón de criptas Kudo IIIL y IV (foto 1 y 2)






Estas lesiones tipo LST-NG grandes, tienen riesgo de adenocarcinoma multifocal, y a pesar de no tener patrón de criptas invasivo, tienen un riesgo alrededor del 15% de "cáncer encubierto invasivo a submucosa" descrito por el grupo australiano (Burgess et al. Gastroenterology 2017;153:732-42). Por todo esto se decide intentar la resección en bloque de la lesión mediante disección submucosa endoscópica (ESD). Por ubicación de lesión, imposibilidad de afrontarla en retroflexión, decidimos ejecutar la ESD por el conocido "pocket creation method". En estas resecciones es muy importante orientarse respecto al lumen colónico y la orientación de las fibras musculares de la circular interna. La ESD fue realizada con Dual knife de 1.5mm, y completada en 92min. Se presentan los principales momentos de la ESD (fotos 3-6), así como el lecho y espécimen de resección (fotos 7 y 8).





El análisis histopatológico detallado, con espécimen seccionado cada 2 a 3mm, reveló adenoma túbulo velloso con displasia de alto grado, y varios focos de adenocarcinoma intramucoso, HM0, VM0, Ly-V (-) (fotos 9 y 10, cortesía Dr. Americo Palomino P)


La resección en bloque de esta lesión grande mediante ESD, así como las características descritas en la histopatología, permiten concluir que la resección fue CURATIVA. Es muy importante en este tipo de lesiones, LST-NG grandes, aún teniendo patrón de criptas y microrvasculatura no invasivas, procuremos la resección en bloque.

En muchos centros estas lesiones son aún derivadas para tratamiento quirúrgico. En Estados Unidos, entre el 2000 y 2014 se realizaron 1 230 458 cirugías por cáncer colorectal y pólipos no malignos (adenomas y cáncer intramucoso). Entre todas estas cirugías, el 25% se debió a pólipos no malignos, cuya incidencia ha aumentado de 5.9 en 2000 a 9.4 en 2014 por 100000 adultos (Peery et al. Gastroenterology 2018;154:1352-60). Sin embargo, con el avance en las técnicas de resección endoscópica, esta práctica debería estar cambiando, pues se asocia a menores eventos adversos, mejor calidad de vida y es mas costo efectiva que la resección quirúrgica. Antes de considerar la resección quirúrgica, es recomendable derivar lesiones complejas para ser evaluadas y posiblemente resecadas por endoscopistas expertos. 

Dr. Fernando Palacios S.


jueves, 25 de febrero de 2021

RESECCIÓN ENDOSCÓPICA DE TUMORES NEUROENDOCRINOS RECTALES

La incidencia de tumores neuroendocrinos (TNE) rectales ha aumentado, probablemente por las colonoscopías de tamizaje de cáncer colorectal. La gran mayoría de TNE son descubiertos incidentalmente, pequeños (menores de 1cm) y confinados a la submucosa. 

La resección endoscópica es posible en muchos casos, pero siempre teniendo en mente el criterio oncológico, buscando que la resección sea en bloque y completa, lo que supone utilizar distintas técnicas. En general, los TNE rectales G1, menores de 1cm, pueden resecarse exitosamente mediante mucosectomía asistida con banda elástica (EMR-B)  o cap (EMR-C); la polipectomía y mucosectomía convencional dan resultados subóptimos. La Sociedad de Tumores Neuroendocrinos Europea, contempla la posibilidad de resección local de TNE rectales G1 entre 10 y 20mm, excluyendo previamente por TEM y RMN las metástasis ganglionares o a distancia, e idealmente excluyendo la invasión de la muscular propia por ecoendoscopía. Endoscópicamente, esto es posible de conseguir mediante disección submucosa endoscópica (ESD). La resección quirúrgica sería la otra alternativa de terapia. 

Presentamos dos casos tratados con diferente técnica de resección endoscópica, con detalles de su ejecución para tratar de conseguir una resección exitosa. Finalmente, el análisis patológico es fundamental para definir los criterios de curabilidad: TNE G1 (mitosis <2, Ki-67 <3%), confinado a submucosa, márgenes laterales libres (HM0), margen vertical libre (VM0), ausencia de invasión linfo-vascular (Ly-v (-)). 

Caso 1:

Varón de 40 años, se le realiza colonoscopía por dolor abdominal, detectando lesión subepitelial (LSE) de 6mm en recto medio, compatible con TNE.


Se reseca esta lesión mediante EMR-B. Esta técnica es sencilla y altamente efectiva como lo demostramos en un estudio previo (2). Para el éxito técnico son claves algunos detalles en su ejecución, como la inyección sm profunda, por debajo de LSE, lo que la hace resaltar; si en cambio se hace menos notoria o se oculta, es probable que inyección haya sido muy superficial es preferible posponer resección. Disparar la liga apoyando solo la mitad del cap para permitir mayor fuerza de aspiración y mayor ingreso de submucosa. Cortar el seudopólipo por debajo de la liga para garantizar una resección submucosa profunda en un mismo plano.




El estudio histopatológico concluyó: TNE G1 (mitosis 0-1/10HPF, Ki67 2%), 6mm, confinado a submucosa, HM0, VM0, LyV (-).

Se consideró la resección CURATIVA.

Caso 2:

Varón de 54 años, por dolor abdominal y diarrea intermitente se le realiza colonoscopía en la que se detecta en recto superior LSE de 14mm compatible con TNE. La biopsia confirma TNE G1. TEM de abdomen y pelvis no mostró metástasis ganglionar ni a distancia.


Se reseca lesión mediante ESD. Esta es una técnica compleja, pero altamente efectiva para conseguir resección en bloque en TNE entre 10 y 20mm. Este caso, técnicamente difícil por estar lesión en cara aboral de válvula de Houston superior, y el afrontamiento perpendicular, decidió abordarse con la variante de "pocket creation method". Mientras mas grande la lesión, el cojín submucoso obtenido con la inyección será menor, lo que añade dificultad; así mismo la vascularidad suele ser importante. Finalmente, se consigue resección en bloc.



El estudio histopatológico es fundamental, debe ser muy detallado, empezando por cortar espécimen cada 2 a 3mm. La conclusión del análisis fue: TNE G2 (mitosis 6/10HPF, Ki67 7%), submucoso, HM0, VM1 (comprometido el margen vertical), Ly-V (+). (Imágenes: cortesía Dr. Américo Palomino). 



La resección es considerada NO CURATIVA y se deriva para tratamiento complementario.

Conclusión: El tratamiento endoscópico de los TNE menores de 20mm, mediante EMR-B en caso midan <10mm y mediante ESD en caso midan entre 10 y 20mm, es eficaz y seguro, pero requieren una adecuada evaluación pre-operatoria, correcta ejecución técnica, detallado análisis histopatológico y vigilancia posterior.


Fernando Palacios S. y Américo Palomino P.


Bibliografía básica:

1. Ahmed M. World J Gastrointest Oncol 2020; 12(8):791-807

2. Palacios F, et al. Rev Gastroenterol Peru 2018;38(1):32-9

viernes, 8 de enero de 2021

NEURÓLISIS DEL PLEXO CELIACO POR ECOENDOSCOPÍA: MANEJO DEL DOLOR EN CÁNCER DE PÁNCREAS

NEURÓLISIS DEL PLEXO CELIACO POR ECOENDOSCOPIA: EFICACIA Y SEGURIDAD EN PACIENTES CON CÁNCER DE PÁNCREAS IRRESECABLE

Dr. Bruno Li Salvatierra

Puede existir dolor abdominal significativo en más del 80% de los pacientes con cáncer de páncreas y con frecuencia es difícil de controlar en personas con enfermedad irresecable. [13]
La terapia analgésica sistémica basada en opiáceos a menudo es insuficiente, requiriendo escalar las dosis, lo cual puede aumentar la frecuencia y gravedad de los efectos secundarios. Además, la gravedad del dolor también se correlaciona con una disminución de supervivencia. [4] 
La neurólisis del plexo celíaco (NPC) implica inyectar un agente neurolítico (por ejemplo: alcohol absoluto, fenol) alrededor y/o dentro de la red neuronal de los ganglios del plexo celíaco para evitar la propagación de las señales de dolor del páncreas y órganos cercanos. El objetivo de la NPC es reducir los niveles de dolor abdominal, disminuir el requerimiento de narcóticos, y por lo tanto mejorar la calidad de vida. Con el advenimiento del ultrasonido endoscópico (USE) apareció una nueva forma más óptima de acceder al plexo celíaco y de realizar NPC (figura 1).




En un metanálisis sobre NPC por USE realizado por Puli et al, la proporción de pacientes con cáncer de páncreas que mostró alivio del dolor fue 80,12%. [5]
Existen varias técnicas para la realización de la NPC por USE:
1.     Neurólisis del ganglio celiaco (NGC): Que consiste en la inyección directa de etanol en el ganglio celiaco, siempre y cuando este puedas ser visualizado por USE. Los primeros estudios [6, 7] acerca de neurólisis directa del ganglio celiaco describieron tasas de detección de al menos un ganglio en el 81 y 89% de los casos respectivamente.  En un estudio reciente [8], se demostró que a través de USE es posible  visualizar en promedio 2 ganglios por paciente; el 29,9% izquierda del eje celíaco, 65,7% central y 4,5 % en el lado derecho.
2. Neurólisis del plexo celiaco central (NPC central): Consiste en una sola inyección de etanol inmediatamente por encima de la salida del tronco celiaco.
3.     Neurólisis del plexo celiaco bilateral (NPC bilateral): Consiste en inyectar etanol a ambos lados del tronco celiaco.
El primer reporte de eficacia y seguridad de NGC fue realizado por Levy et al. En esta serie, 16 de 17 pacientes con cáncer de páncreas (94%) informaron alivio del completo o parcial del dolor. [9]
Si comparamos la NGC con las otras 2 técnicas (NPC central o bilateral), en un ensayo clínico aleatorizado [10] se evidencio que La NGC por USE fue significativamente superior a la NPC central en el alivio del dolor por cáncer, siendo la tasa de respuesta positiva significativamente mayor en el grupo NGC (73,5%) que en el grupo NPC central (45,5%; P = 0,026). La tasa de respuesta completa también fue significativamente mayor en el grupo de NGC (50,0%) comparado con el grupo NPC central (18,2%; P = 0,010).
Respecto a la eficacia de NPC central versus bilateral, en un estudio de cohorte prospectivo realizado Sahai [11], encontraron que la técnica bilateral logró significativamente más alivio del dolor en comparación con la NPC unilateral, alcanzando un porcentaje promedio de reducción del dolor del 70,4% versus 45,9% (P = 0,0016); asimismo el único predictor de reducción del dolor en > 50% fue la inyección bilateral (odds ratio 3,55).
El metanálisis de Puli et al. [5] también encontró que con la NPC bilateral la proporción de pacientes con el alivio del dolor fue del 84,54% versus 45,99% con NPC unilateral.
Si bien la evidencia científica demuestra que la NPC bilateral es más efectiva que la central, no hay estudios que comparen directamente NGC versus NPC bilateral, por lo cual no hay evidencia clara de que NGC sea más superior la NPC bilateral, sin embargo presumimos que son técnicas comparables en vista la mayoría de los ganglios se encuentran laterales a la arteria celiaca. Por lo cual si el o los ganglios celiacos no son ecoendoscopicamente visibles la inyección bilateral parece ser la mejor opción.
Respecto a los eventos adversos relacionados a la NPC, una revisión reciente que analizó solo la seguridad relacionada con EUS encontró que en 661 casos de NPC por USE, el 21% presentó eventos adversos leves y autolimitados que habitualmente duraron <48 horas y rara vez hasta 14 días. Siendo los más frecuentes: diarrea transitoria (7%), hipotensión transitoria (4%) y aumento transitorio del dolor (4%). Complicaciones mayores ocurrieron en el 0,2% de los casos. [12]
A propósito de la revisión presentada líneas arriba, les presentamos 3 casos en los cuales se realizaron las 3 técnicas mencionadas.


CASO N°1: 

Paciente varón de 89 años con diagnóstico de adenocarcinoma de cabeza de páncreas con metástasis hepáticas y pulmonares, con dolor oncológico tributario de tratamiento con morfina, fue referido para neurólisis del plexo celiaco por ecoendoscopia. En el caso de este paciente se realizó neurólisis del plexo celiaco (NPC) central, realizándose inyección de etanol justo por encima de la raíz del tronco celiaco (figura 2 y 3, video adjunto).
Obteniéndose buena respuesta clínica, alcanzándose mejoría en la EVA del dolor, prescindiendo del uso de morfina, no se presentaron eventos adversos en relación al procedimiento. No obstante, el efecto de NPC central fue transitorio, habiendo necesidad de reinicio de morfina vía oral al mes de realizado el procedimiento.




CASO N°2:

Paciente mujer de 72 años con diagnóstico de adenocarcinoma de cabeza de páncreas con metástasis hepáticas, con dolor oncológico tributario de tratamiento con narcóticos, fue referida para neurólisis del plexo celiaco por ecoendoscopia. En el caso de esta paciente se realizó neurólisis del plexo celiaco (NPC) bilateral, realizándose inyección de etanol a ambos lados del tronco celiaco (figura 4-8, video adjunto).
Se obtuvo una buena respuesta clínica, alcanzándose mejoría en la EVA del dolor, prescindiéndose del uso de opioides, como evento adverso en relación al procedimiento, la paciente presento hipotensión transitoria la cual fue manejada con fluidoterapia y revirtió por completo luego de 24 horas. En esta paciente el efecto de la neurólisis ha sido sostenido y hasta el momento no ha requerido uso de narcóticos.







CASO N°3:

Paciente mujer de 67 años con diagnóstico de adenocarcinoma de cabeza de páncreas, con dolor oncológico refractario tratamiento con morfina endovenosa, fue referida para neurólisis del plexo celiaco por ecoendoscopia. En el caso de esta paciente durante la ecoendoscopia se logró identificar 2 ganglios neurológicos celiacos por lo cual se realizó neurólisis del ganglio celiaco (NGC), realizándose inyección de etanol directa dentro de ganglios celiacos (figura 9-11, video adjunto).

Como evento adverso en relación al procedimiento, la paciente presento hipotensión transitoria en el post-procedimiento inmediato la cual revirtió rápidamente con fluidoterapia.

Las primeras semanas post-procedimiento la paciente persistió con dolor, requerimiento continuar con morfina endovenosa. Sin embargo a partir de la 3era semana post-neurólisis se obtuvo una buena respuesta clínica, alcanzándose mejoría significativa en la EVA del dolor, pudiéndose suspender el uso de morfina, manteniéndose libre de dolor con terapia analgésica sistémica con tapentadol vía oral, no requiriendo nuevamente uso de morfina.




En esta corta serie de casos podemos evidenciar que la NPC por USE es una técnica segura, habiéndose presentado eventos adversos leves, transitorios y autolimitados, tal como se describen en las grandes series mundiales. Respecto a la eficacia de este procedimiento, evidenciamos que se obtuvo una respuesta clínica superior con NPC bilateral y NGC, encontrándose una respuesta clínica menos eficaz y menos duradera con NPC central, estando esto de acorde a lo descrito en los estudios internacionales anteriormente mencionados.
Cabe mencionar que un ensayo clínico aleatorizado, controlado, doble ciego [13], se demostró que en pacientes con cáncer de páncreas irresecable doloroso, la NPC por USE temprana reduce el dolor y puede moderar el uso de morfina en los mismos. Por tal motivo en pacientes con cáncer de páncreas irresecable y dolor relacionado al mismo, se recomienda la realización de NPC por USE precoz, al momento de la ecoendoscopia destinada para biopsia, cuando se cuente con evaluación citolopatológica rápida en el sitio (ROSE). [14]

Video adjunto: 

https://youtu.be/akRdmZhbsqs


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

1. De Oliveira R, dos Reis MP, Prado WA. The effects of early or late neurolytic sympathetic plexus block on the management of abdominal or pelvic cancer pain. Pain 2004;110:400‑8. 

2. Wong GY, Schroeder DR, Carns PE, et al. Effect of neurolytic celiac plexus block on pain relief, quality of life, and survival in patients with unresectable pancreatic cancer: A randomized controlled trial. JAMA 2004;291:1092‑9. 

3. Yan BM, Myers RP. Neurolytic celiac plexus block for pain control in unresectable pancreatic cancer. Am J Gastroenterol 2007;102:430‑8.

4. Koulouris AI, Banim P, Hart AR. Pain in patients with pancreatic cancer: Prevalence, mechanisms, management and future developments. Dig Dis Sci 2017;62:861‑70.

5. Puli SR, Reddy JB, Bechtold ML, et al. EUS‑guided celiac plexus neurolysis for pain due to chronic pancreatitis or pancreatic cancer pain: A meta‑analysis and systematic review. Dig Dis Sci 2009;54:2330‑7.

6. Gleeson FC, Levy MJ, Papachristou GI, et al. Frequency of visualization of presumed celiac ganglia by endoscopic ultrasound. Endoscopy 2007;39:620‑4.  

7. Ha TI, Kim GH, Kang DH, et al. Detection of celiac ganglia with radial scanning endoscopic ultrasonography. Korean J Intern Med 2008;23:5‑8.

8. Kappelle WF, Bleys RL, van Wijck AJ, et al. EUS‑guided celiac ganglia neurolysis: A clinical and human cadaver study (with video). Gastrointest Endosc 2017;86:655‑63.

9. Levy MJ, Topazian MD, Wiersema MJ, et al. Initial evaluation of the efficacy and safety of endoscopic ultrasound‑guided direct ganglia neurolysis and block. Am J Gastroenterol 2008;103:98‑103.

10. Doi S, Yasuda I, Kawakami H, et al. Endoscopic ultrasoundguided celiac ganglia neurolysis vs. celiac plexus neurolysis: A randomized multicenter trial. Endoscopy 2013;45:3629.

11. Sahai AV, Lemelin V, Lam E, et al. Central vs. bilateral endoscopic ultrasound‑guided celiac plexus block or neurolysis: A comparative study of short‑term effectiveness. Am J Gastroenterol 2009;104:326‑9.

12. Alvarez‑Sánchez MV, Jenssen C, Faiss S, et al. Interventional endoscopic ultrasonography: An overview of safety and complications. Surg Endosc 2014;28:712‑34.

 

13. Wyse JM, Carone M, Paquin SC, et al. Randomized, double‑blind, controlled trial of early endoscopic ultrasound‑guided celiac plexus neurolysis to prevent pain progression in patients with newly diagnosed, painful, inoperable pancreatic cancer. J Clin Oncol 2011;29:3541‑6.

 

14. Wyse JM, Battat R, Sun S, Saftoiu A, Siddiqui AA, Leong AT, et al. Practice guidelines for endoscopic ultrasound-guided celiac plexus neurolysis. Endosc Ultrasound 2017;6:369-75.


lunes, 2 de noviembre de 2020

Anatomía Endoscópica de la Papila de Vater: El mejor consejo para Canular la Vía Biliar es conocer su anatomía

 DEFINICIONES

El Sistema de Vater: son las estructuras que se inician desde la súbita disminución del conducto biliar distal, que puede ocurrir generalmente antes de la llegada a la pared del duodeno o a veces ya dentro, hasta el orificio de la papila mayor.  El Sistema de Vater incluye a la papila, la ampolla (cuando está presente), y las porciones distales de la vía biliar y pancreática con sus respectivas capas musculares (el esfínter de Oddi) y fibróticas.

La Ampolla de Vater: es la unión de los segmentos terminales del conducto biliar y pancreático, formando en muchos casos un segmento dilatado. 

La Papila de Vater: es la pequeña dilatación en la mucosa del duodeno que aloja los segmentos distales de los conductos biliares y pancreáticos, ya sean juntos formando la ampolla de Vater o por separado (1).



Fig 1:  Esquema del sistema de Vater y la papila de Vater.  El sistema de Vater también incluye las estructuras que se forman antes de llegar a la pared del duodeno


Fig 2: Esquema de la papila de Vater con ampolla de Vater y sin ella.  Puede o no existir la ampolla de Vater.



UBICACIÓN DE LA PAPILA EN EL DUODENO


En el 75% de los casos la papila se ubica en la mitad de la segunda porción del duodeno y en 25% de los casos se encuentra más distal, en la porción horizontal del duodeno.  Rara vez la papila se puede encontrar en el bulbo duodenal.

Cuando la papila se encuentra en la segunda porción,  la vía pancreática se encuentra inferior y anterior a la vía biliar y cuando está en la porción horizontal el ducto pancreático es  vertical y paralelo al borde izquierdo del conducto biliar común (2).  Estas diferentes disposiciones de la vía biliar y pancreática también se refleja en la posición que tienen en el poro de la papila, hecho a tener en cuenta a la hora de canular. Cuando la papila se encuentra en la segunda porción el conducto biliar el ingreso a la vía biliar se ubica a horas 11 y cuando se encuentra en la porción horizontal entre las 8 y 9 (2).   



Fig 4: Comparación de la posición del conducto biliar y del conducto pancreático cuando la papila se encuentra en segunda porción (A) y cuando se encuentra en la porción horizontal (B). Tomado de Avisse (2).


Fig 5: El eje del conducto biliar cuando la papila se encuentra en porción horizontal es casi vertical y el conducto pancreático corre paralelo a este.  Tomado de Avisse (2).

 


CONFLUENCIA DEL CONDUCTO BILIAR Y PANCREÁTICO


Los conductos biliar y pancreático llegan a la papila como un conducto común en 60% de los casos, como un doble cañón en un 38% y como dos canales separados en 2% de los casos.  Esto también se traduce en el poro de la papila (2)                                                  

Flati clasifica la confluencia colédoco-Wirsung en 5 tipos.  1y2) Tipo Y, que puede ser con un conducto común corto (1.5 a 10 mm) o con conducto común largo (mayor de 10 mm). 3) Tipo V, canal común virtualmente ausente. 4) Tipo U, orificios separados que llegan a la misma papila. 5) Tipo II, el colédoco llega a la papila mayor y el conducto biliar principal a la papila menor (Páncreas divisum) (3).  




Fig 6.  Tipos de confluencia de la vía biliar y pancreática.  Tipo Y (A y B, largo y corto).  Tipo V (C) y tipo U (D). Tomado de Komorowski con la clasificación de Flati (3,4).

 

TIPOS DE PORO

Los tipos más frecuentes de poros son el de tipo cebolla (1/3), nodular (1/3), velloso y plano (los dos últimos 1/3).  Los tipos de poro separado y vertical son poco frecuentes (5).

Poro tipo Cebolla

En el tipo cebolla los conductos biliar y pancreático se encuentran separados por un pequeño septum en un 90% de los casos (Tipo V de Flati).  El ingreso a la vía biliar se encuentra en el centro de la estructura concéntrica, la parte superior de la parte que sobresale ligeramente es la abertura del conducto biliar (5).


Fig 7. Papila tipo cebolla.  Modificado de Inomata (5). 


Para canular este tipo de poro es necesario tomar en cuenta el septum central que puede desplazarse por la cánula o esfinterótomo y puede obstruir el ingreso.  Para evitar este problema es necesario empujar el borde del labio superior del poro,  luego rectificar e ingresar.




Fig 8. gráfico para ilustrar el problema del tabique central al momento de canular. Tomado de Inomata.



Fig 9. gráfica para ilustrar como canular una papila con confluencia en V. Tomado de Inomata.


Poro tipo Nodular

En el tipo nodular se observa un pequeño nódulo en el ingreso al orificio del conducto biliar, el cual tiene que ser desplazado para lograr canularlo.  

Fig 10. Poro tipo nodular y la forma como canularlo. Tomado de Inomata.



Poros tipo Velloso y plano.

Los poros tipo velloso y plano se asocian a una confluencia en Y, que puede ser corto o largo.  El problema de la confluencia en Y larga es que el conducto común se tiende a corrugar en algunos casos dificultando la canulación profunda. A veces es necesario inyectar un poco el contraste para poder dirigir la guía.   En el tipo plano, el orificio de ingreso a menudo es de pequeño diámetro lo que dificulta la canulación inicial y se requiere de una cánula delgada o ayudarse de la guía para fijar la posición para poder “embocar”.

Fig 11 Poro tipo velloso.  Modificado de Inomata


A nivel del ostium del conducto biliar se forman como vellosidades papilares asociadas a glándulas mucosas. En algunos casos estas vellosidades salen fuera del ostium dando ese aspecto velloso (6).


Fig 12.  Imagen histológica de las papilas que se observan en los poros tipo velloso. Tomado de Frierson (6). 

Fig 13. Papila plana y longitudinal.  En la papila longitudinal la canulación se realiza en el vértice superior.  Modificado de Inomata. 


Papilas con poros tipo longitudinal y doble poro

Estos dos tipos de papila son poco frecuentes, sobre todo el de doble poro.  En las papilas con poro longitudinal la canulación se realiza en el borde superior, siempre hacia las 11.  En el de doble poro la canulación del conducto biliar es fácil, porque no es necesario identificar el tipo de papila, pero si tienes que canular el conducto pancreático es imporrtante que notes donde se encuentra su boca. 



Fig 14.  Papila con doble poro.  Modificado de Inomata.


 FORMA DE LA PAPILA


La forma de la papila generalmente es cilíndrica-cónica en un 77.8% de los casos, luego hemisférica en 14.3% de los casos y plana en 8.1% de los casos (3).  


Fig 15.  A) Papila hemisférica.  B) Papila cilindrica con protusión.  C) Papila plana. Tomado de Horiuchi y Haraldsson (7 y 8).


Algunas papilas de forma cilíndrica o cónica tienen una protrusión larga.  En estas papilas el conducto biliar generalmente corre por el domo siguiendo el eje longitudinal de la papila para luego cambiar de su curso para atravesar la pared del duodeno.   Por eso cuando uno se enfrenta a una papila cónica larga tiene que ir cambiando el eje de la canulación, horizontal en un inicio, se corruga un poco la papila y luego vertical.


 

Fig 16. En las papilas con protusión larga es necesario cambiar el eje de la canulación a medida que se ingresa en al vía biliar. Corte de papila vista lateralmente


Las  papilas yuxtadiverticulares serán tratadas en el futuro.


Hasta el próximo Post.  Por favor si te pareció interesante compártelo.

Saludos,  Dr Max Yoza




Bibliografía

1) Dowdy, Gerald S., George W. Waldron, and Wilson G. Brown. “Surgical Anatomy of the Pancreatobiliary Ductal System: Observations.” Archives of Surgery 84, no. 2 (February 1, 1962): 229–46. https://doi.org/10.1001/archsurg.1962.01300200077006.

2) Avisse, C., J. B. Flament, and J. F. Delattre. “Ampulla of Vater. Anatomic, Embryologic, and Surgical Aspects.” The Surgical Clinics of North America 80, no. 1 (February 2000): 201–12. https://doi.org/10.1016/s0039-6109(05)70402-3.

3) Flati, G., D. Flati, B. Porowska, T. Ventura, M. Catarci, and M. Carboni. “Surgical Anatomy of the Papilla of Vater and Biliopancreatic Ducts.” The American Surgeon 60, no. 9 (September 1994): 712–18.

4) Komorowski, Richard A. “Anatomy and Histopathology of the Human Sphincter of Oddi.” Gastrointestinal Endoscopy Clinics of North America, The Sphincter of Oddi Primer for the Pancreaticobiliary Endoscopist, 3, no. 1 (January 1, 1993): 1–11. https://doi.org/10.1016/S1052-5157(18)30590-7.

5) Inomata Masaaki, Saito Shinji, Shibata Sho, Endo Masaki, Orii Seishi.  PCRE. Canal biliar, canulación y contraste. Manual de tratamiento endoscópico para residentes.  Endoscopia Digestiva. Volumen 18, Número 5, May 2006.

6) Frierson, H. F. “The Gross Anatomy and Histology of the Gallbladder, Extrahepatic Bile Ducts, Vaterian System, and Minor Papilla.” The American Journal of Surgical Pathology 13, no. 2 (February 1989): 146–62. https://doi.org/10.1097/00000478-198902000-00008.

7) Horiuchi, Akira, Yoshiko Nakayama, Masashi Kajiyama, and Naoki Tanaka. “Effect of Precut Sphincterotomy on Biliary Cannulation Based on the Characteristics of the Major Duodenal Papilla.” Clinical Gastroenterology and Hepatology 5, no. 9 (September 1, 2007): 1113–18. https://doi.org/10.1016/j.cgh.2007.05.014.

8)Haraldsson, E, L Lundell, F Swahn, L Enochsson, JM Löhr, and U Arnelo. “Endoscopic Classification of the Papilla of Vater. Results of an Inter- and Intraobserver Agreement Study.” United European Gastroenterology Journal 5, no. 4 (June 2017): 504–10. https://doi.org/10.1177/2050640616674837.